El problema lingüístico de Navarra
En Navarra hay un problema lingüístico. Mejor dicho, hay una serie de cuestiones abiertas sobre la lengua o las lenguas de los navarros, que vertebran una parte del debate político y que se prestan a interpretaciones más o menos interesadas por las distintas partes. No hay que negar que el debate existe, sino más bien definir sus límites razonables y plantear soluciones.En el fondo, lo esencial son las soluciones. Las lenguas -y esto ya se ha escrito- son instrumentos de comunicación antes que signos de identidad, son códigos al servicio de las personas y no bienes absolutos a los que las personas puedan o deban someter sus vidas. Tampoco esto debería tenerse que recordar, porque nuestros antepasados actuaron en consecuencia, con sentido común, desde hace milenios; pero una parte de las fuerzas políticas, sociales y culturales de Navarra -una minoría muy activa, pero minoría al fin- ha perdido de vista este razonable orden de prioridades.
El euskera no es la primera lengua de Navarra -nunca lo ha sido- y no es tampoco la segunda: la segunda lengua más hablada en Navarra es hoy probablemente el árabe, y el vascuence sólo la tercera
Se trata de atender el problema lingüístico y educativo de la Comunidad adjudicando con equidad y justicia, con mesura y sin anteojeras ideológicas, los recursos ya disponibles