Salud del movimiento asociativo familiar navarro
La Fundación Sociocultural Leyre, dentro de su Programa Anual de Actividades, celebró en su sede, el 7 de octubre de 2003, el I Seminario de Realidad. Esta serie de Seminarios trata de analizar aspectos concretos de la realidad social y cultural de Navarra, para que la Fundación ofrezca una reflexión actualizada desde sus propios valores. En este caso, fue invitado como ponente del Seminario, ante los expertos, socios y simpatizantes de la Fundación, D. José Ignacio Hualde.
1. La familia navarra, al igual que en toda España, sufre una profunda crisis, operándose de forma lenta pero imparable, una efectiva transformación de su fisonomía. Desde buena parte de los medios de comunicación y desde el mundo de la política, la familia tradicional es cuestionada, perdiendo el papel central que venía ocupando en la articulación social, en beneficio de otras formas esporádicas de relación personal, que pretenden algunos de los derechos de la familia pero sin los deberes considerados gravosos para un ejercicio libertario y nihilista de autonomía personal.
2. De esta forma, la inexistencia de un proyecto de familia en muchos matrimonios jóvenes se concreta, años después, en una despreocupación por los valores y los principios que deben presidir la educación de sus hijos, y un excesivo interés por los aspectos técnicos de la docencia y, especialmente, de las actividades extraescolares. Sin duda, este comportamiento es expresión del tipo humano predominante en esta sociedad. Un individuo aislado, de mentalidad individualista, que traslada a su matrimonio el desconcierto vital y existencial en el que vive. Importa más el éxito material y profesional, cifrado en una posición social y económica, que la formación profunda de los hijos para la comunidad.
3. En la Comunidad Foral de Navarra, de marcada tradición familiar, las asociaciones familiares más numerosas siguen siendo las de padres y madres de alumnos. CONCAPA Navarra agrupa a las de matriz católica, siendo HERRIKOA la federación que, en esta Comunidad, hace propio el programa autodenominado progresista de CEAPA. Y, como dato novedoso que la hace diferente a otras comunidades, está la federación SORTZEN, que agrupa a las asociaciones de padres de alumnos del llamado modelo educativo D (íntegramente en euskera), caracterizada por la profunda convicción de su base asociativa, su notable activismo y su proyecto político y cultural de pretensiones omnicomprensivas.
4. Si se trazara un perfil del padre y madre típico, vemos que, pese a su distinta denominación, existe una notable semejanza entre los de los integrantes de CONCAPA y HERRIKOA, al compartir los políticamente correctos valores comunes; grandes principios en su enunciación, pero vaporosos en su concreción. Se trata de un modelo "homologado por el poder cultural dominante actual, de alcance ya planetario.
5. No obstante, existen familias que encarnan otros modelos existenciales: ya basadas en una vivencia religiosa con fuertes implicaciones comunitarias, ya apoyada en un proyecto ideológico que en muchos casos se concreta en una militancia política (el nacionalismo totalitario al que antes se aludía).
6. El perfil de la familia de hoy día refleja una profunda fragilidad existencial, por tanto, que se concreta en una aparente incapacidad para asumir compromisos duraderos y en una toma de decisiones arbitraria no basada en criterios éticos objetivos. Ese modelo de familia, con uno o -a lo sumo- dos hijos, sigue avanzando, progresivamente menos implicada en actividades que arrastren compromisos y continuidad, con las excepciones de determinadas actividades deportivas y lúdicas. No es sólo grave el descenso del número de hijos, que las circunstancias puede explicar aunque no excusar; se trata sobre todo de la formación que se da a esos hijos, de las esperanzas que se ponen en ellos y de los horizontes que se les plantean.
7. Esta atomizada realidad social se traslada -no podía ser de otra forma- a la vida interna de las asociaciones, existiendo una creciente dificultad en la renovación de sus elites directivas. Y esto sucede tanto en su cúspide, como en los niveles directivos básicos.
8. Estas dificultades en la gestión de ordinaria de esas asociaciones familiares, que redunda en una reducción de su oferta de servicios, se convierten en incapacidad de anticipación a los efectos de determinadas medidas administrativas, por ejemplo, en una limitada capacidad de respuesta a los nuevos retos sociopolíticos y en un alejamiento de las necesidades y dificultades de las futuras familias. Por ejemplo, en el acceso a la primera vivienda. Otras asociaciones sectoriales de base familiar, caracterizadas por un indudable activismo, carecen de una perspectiva cultural que permita una respuesta global a los retos de la familia.
9. Paralelo a esta crisis de la familia, pese a los gruesos números que, a priori, pudieran indicar un movimiento consolidado, el asociacionismo juvenil también atraviesa una grave crisis, tanto en el número de asociados, como en el de monitores y animadores de estas realidades grupales. En este contexto, sigue siendo válida la afirmación de que la realidad del movimiento asociativo familiar navarro es un termómetro indicativo de la salud de la familia en Navarra.
10. No es posible ninguna vuelta al pasado. Los valores mayoritarios de la sociedad son los que son, ahora y por ahora. Pero quienes no los comparten, y quienes desean algo más que una buena educación utilitaria para las nuevas generaciones, tienen la opción de crear espacios de libertad, en los que las familias, los niños y los jóvenes puedan adquirir la vivencia comunitaria de otros valores, de otros ideales, de otra fe y de otra moral.